Desde que empezó a dispersarse el coronavirus en el Ecuador, una de las prioridades del COE Nacional fue reducir las aglomeraciones de personas y desacelerar el nivel de contagio. Se suspendieron clases, se ordenó pasar a la modalidad de teletrabajo, distanciamiento social y confinamiento. Una de las primeras actividades masivas en prohibirse fueron las congregaciones religiosas, y meses después una de las primeras actividades en ser autorizada también. Las medidas se implementaron de forma progresiva tanto para limitar como para flexibilizar los espacios de reunión social. Desde marzo del 2020 hasta inicios de mayo del 2021, se crearon o modificaron en 73 ocasiones disposiciones referentes a aglomeraciones.
Según cifras oficiales, desde el inicio de la pandemia, hay 19.442 personas cuya causa de muerte se ha confirmado fue por la COVID19. Sin embargo, por la dificultad en el registro y confirmación de la causa de muerte de cada deceso, esta cifra se encuentra subestimada. Por tanto, otro dato que permite tener una dimensión del impacto de la pandemia sobre las defunciones en el país es el número de muertes diarias comparado con el número de muertes en años anteriores a la pandemia. Un análisis del Observatorio Social del Ecuador identifica un exceso de 65.231 personas fallecidas desde el inicio de la pandemia, si se asume que el número de decesos esperados de no haber ocurrido la pandemia habría sido igual al promedio de años anteriores (2015-2019). Estas pérdidas humanas estarían relacionadas a la pandemia, ya sea directa (como resultado de la enfermedad) o indirectamente (por ejemplo, debido a la limitación en el acceso a atención en salud por otras enfermedades, la postergación de procedimientos para dar prioridad a la respuesta a la pandemia, etc.).