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Are we what we eat? / ¿Somos lo que comemos?

Este proyecto de investigación examina la relación entre el envejecimiento, el cuidado y las prácticas alimentarias de adultos mayores en la provincia de Azuay. Los datos oficiales del censo nacional tienen información limitada sobre el estado general de los adultos mayores y, a nivel local, pocos estudios se han centrado en este grupo etario. Este proyecto explora etnográficamente prácticas y hábitos alimenticios entre adultos mayores para comprender: ¿Cómo los adultos mayores atribuyen valores morales o propiedades nutricionales a sus elecciones alimentarias? ¿Cómo se convierte la alimentación en una parte integral de las prácticas de cuidado de adultos mayores? ¿Cómo se ubican, histórica y culturalmente, las prácticas alimentarias de los adultos mayores y cómo atraviesan o están atravesadas por cuestiones de clase, género, etnia y parentesco? Finalmente, ¿cómo entienden los profesionales de la salud pública los alimentos en relación con las cuantificaciones biológicas, la nutrición, las pruebas de depresión y otros instrumentos clínicos? Nuestro objetivo al estudiar las prácticas alimentarias de los adultos mayores es demostrar que la alimentación es un elemento constitutivo de las culturas de cuidado que desarrollan diversas formas de intercambio y relaciones afectivas. Al hacerlo, dibujamos y ponemos en diálogo la economía política de la alimentación y la nutrición; la antropología del cuidado y el envejecimiento; la antropología médica; y los estudios de ciencia y tecnología (CTS).

Diario de campo

Viñeta 1.1 (1)
Alacena en la casa de Juana
María Elisa Torres. Martes 26 de noviembre 12h00

"La dieta de Juana, recomendada por su hermana menor, quien a la vez recibió la recomendación de sus hijas que viven en EEUU que escucharon de personas obesas allá, se llama “Dieta de la Ventana” y consiste en no comer nada sólido desde las 19h hasta las 13h. Es decir, durante el día solo se puede comer comida sólida en el almuerzo, el café y la merienda. El resto del día solo se consumen líquidos como el agua de coco que estábamos tomando. Antes de esto, Juana, solo había hecho una vez en su vida dieta. Fue hace unos 9 años, porque estaba pesando demasiado. La dieta en esa ocasión la creó ella misma: se privaba de dulces, golosinas y de carbohidratos. Hizo esa dieta por un año y bajó 40 libras, el problema es que “sufría demasiado” al no poder comer toda la comida que le gusta. A pesar de que en el seguro (IESS) le han referido diferentes médicos (generales, vasculares) a nutricionistas, ella jamás ha seguido las recomendaciones de los nutricionistas porque le parecen excesivas, “crueles”, imposibles de cumplir. Dado que en otros espacios, los adultos mayores nos han dicho que es difícil cumplir las dietas porque se cocina para más gente, porque no se consiguen los productos, o porque son muy caros, le pregunto a Juana que es lo que más se le difiulta para cumplir las dietas de los nutricionistas. Ella responde: “´la falta de voluntad´".

Viñeta 2
La cocina de Juana
María Elisa Torres. Jueves 21 de noviembre 11h00

"Ayudo a pelar los zuquinis y Juana(nombre ficticio) los pone en una olla con agua, mientras en otra olla agrega también agua para hacer el tallarín. Hoy, además de la crema vamos a comer tallarín con salsa de tomate riñón y atún. Conversamos largo, dice que la cocina tiene 60 años y la licuadora unos 30. Me cuenta cómo llegaron a la casa (se compraron en una tienda que había en la Luis Cordero y Bolívar llamada Miguel Molina); y cómo era la vida antes de tener esta tecnología: no se tomaba jugo y se utilizaban reverberos de diferentes combustibles o cocina u hornos de leña. Juana dice que ella no aprendió a cocinar porque vivían en un matriarcado de niñas y que MI bisabuela no les dejaba entrar a la cocina y realmente ni a ella ni a ninguna de sus hermanas les gustaba cocinar. Ella recién aprendió a los 70 años cuando su mamá enfermó, y no es algo que disfrute particularmente pero hay días en los que se aventura a hacerlo. Me comenta que si alguna vez su mamá se ausentaba, era uno de los hermanos hombres el que se encargaba de cocinar, porque por alguna razón, a él sí le gustaba.

Después de un rato nos damos cuenta que los zuquinis no están prendidos y Juana los prende un poco avergonzada por el descuido. Mete los tallarines a que se cocinen y en la licuadora pone cebollín, sal, cebolla y un diente de ajo para licuarlos con 3 tomates de árbol. Esta salsa la hace con tomate de árbol en lugar de riñón porque no le gusta este último,alguien le enseñó esta receta pero ella decidió cambiarle el ingrediente principal. Generalmente a la gente mayor no le gusta probar comida nueva ni arriesgarse, pero Juana al ser una amante de la comida parece que no le importan estas cosas sino más bien le motivan para hacer algo que no le gusta del todo, como cocinar.

Acaba de licuar todo y le da miedo haberse equivocado por las semillas del tomate de árbol, quizás debía licuar primero el tomate, cernir y después agregar el resto. Sin embargo cuando cernimos se quedan solo las semillas y no hay problema".

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Kaleidos: Centro de Etnografía Interdisciplinaria | Universidad de Cuenca


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