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Laboratorio Antropología Médica

El campo de la Antropología Médica se desarrolló y consolidó desde los años 60 del siglo anterior a partir de una efervescente producción intelectual y la fundación de importantes centros de investigación especializada en Europa, Norte América y en menor medida América Latina. La importancia y novedad de este campo emergente radicaba en su vocación por comprender la complejidad de la salud y de las prácticas sanitarias en todas sus dimensiones, a sabiendas de que la forma en que cada sociedad gestiona la vida y la muerte, ilustra cuestiones centrales de su organización social.

En este contexto, la Antropología Médica se ha enfocado en la construcción cultural de nociones como “salud”, “enfermedad”, “cuerpo sano”, “curación” o “dolor” y también en la economía política del campo bio-médico. Por otro lado, en sus enfoques actuales, se ha preocupado de cómo nuevas tecnologías, procesos terapéuticos, sistemas de atención, así como el mercado, los discursos y las políticas de la salud han venido transformando los ciclos de la vida (nacer, crecer, envejecer y morir) y con ello han hecho notables aportes al conocimiento de lo humano, donde sobresale una comprensión privilegiada de algunos aspectos sociales, éticos, culturales, de relaciones de poder, étnicas, de género y otras formas de desigualdad que permean la sociedad.

Siguiendo esta tradición académica, el Laboratorio de Antropología Médica de Kaleidos es un espacio de reflexión y producción en el campo ampliado de la salud y la vida; y se organiza en tres grupos de trabajo: 1) Salud y medicina; 2) Alimentación, y 3) Estudios críticos de la discapacidad. En cada una de estas líneas, existen equipos y grupos de estudio que se articulan a través de proyectos de investigación.

Esta investigación analiza cómo las personas ciegas interactúan con la infraestructura patrimonial de Cuenca. La finalidad de este estudio etnográfico interdisciplinar es repensar y teorizar nociones de memoria, belleza e identidad desde la perspectiva de la discapacidad visual.

Nuestro argumento principal sugiere que el concepto de patrimonio -en cuanto dispositivo que instaura una hegemonía sobre lo que es bello y digno de conservación, y repercute en el diseño y la intervención urbana- se construye casi exclusivamente alrededor de dimensiones estético-visuales de arquitectura pública, dejando inexploradas otras sensibilidades, así como prácticas sensoriales táctiles, gustativas, olfativas y auditivas que también dan forma y sentido a nuestra experiencia de ciudad. Así, exploraremos los límites conceptuales del patrimonio y las potencialidades de estudios multisensoriales para la inclusión social.

Metodológicamente el estudio realizará observación participante por 8 meses con arquitectos, urbanistas, hacedores de política pública y sobre todo personas ciegas que son parte de la Sociedad de No Videntes del Azuay. Esta información etnográfica servirá para responder las siguientes preguntas operativas: ¿Cómo se construyen las nociones sobre la memoria y lo bello desde la ceguera? ¿Cómo se percibe y se vive el patrimonio urbano de una ciudad desde la experiencia no vidente?¿Cómo los operadores del patrimonio toman en cuenta la discapacidad en sus proyectos e intervenciones? Y ¿Cómo aporta la experiencia multisensorial de la ciudad (tacto, olfato, oído y gusto) para un entendimiento más complejo, profundo y creativo de la ciudad?

La pertinencia de esta investigación no solo es antropológica sino también de política pública pues además de ofrecernos un gran aporte teórico a los debates contemporáneos sobre discapacidades e inclusión social urbana, permite generar insumos empíricos para diseñar intervenciones patrimoniales más inclusivas y para la reivindicación de derechos por parte del colectivo de no videntes organizado en la ciudad.